COMLA 5 - BRASIL 1995

QUINTO CONGRESO MISIONERO LATINO-AMERICANO (COMLA 5) se desarrolló del 18 al 23 de julio de 1995 en Belo Horizonte (Brasil), con el tema: “El Evangelio en las culturas. Camino de vida y esperanza”.   

El objetivo fijado para este Congreso fue: Profundizar la responsabilidad misionera de las Iglesias locales a la luz de la opción fundamental por los pobres. Por tanto, dio preferencia a las culturas indígenas y afro americanas; también prestó una atención especial a la cultura moderna, especialmente concentrada en las grandes ciudades; y todo ello, visto a la luz de la misión universal.  El Santo Padre Juan Pablo II en su mensaje al COMLA V afirmaba: “La misión que Jesús confió a sus discípulos y a toda la Iglesia nos presenta hoy tres grandes desafíos en América Latina: el encuentro del Evangelio con las culturas indígenas, afroamericanas y mestizas; la nueva evangelización y la misión ad gentes”. “En respuesta a estos desafíos las comunidades eclesiales de América Latina deben perseguir con decisión la opción preferencial por los pobres y marginados”.

El COMLA V, sin sacrificar nada a la amplitud y a la actualidad de los temas tratados, no ha podido sustraerse a la constatación de una realidad: un tercio de la humanidad espera todavía el primer anuncio de Cristo. Esto marca de manera inequívoca, e incluso dramática, una urgencia misionera tal como para reclamar a grandes voces la aportación del subcontinente Latinoamericano.  El Card. Jozef Tomko, Legado pontificio, en su exhortación final, afirmó que “ha llegado la hora para América Latina de llevar a la fe a los pueblos que todavía no conocen a Cristo, con valor y entusiasmo, en la absoluta certeza de que la fe se refuerza dándola”. “Ha llagado la hora- prosiguió-, no por un acto de buena voluntad, generosidad o en fuerza de una opción preferencial- sino porque para América Latina y el Caribe ponerse decisivamente en marcha en la vía de la evangelización ad gentes representa hoy la tarea principal y más importante que los signos de los tiempos la asignan, en cuanto exigencia que deriva de su misma identidad, de su vocación universal, de la vitalidad de su fe”. 

1 Los horizontes del COMLA 5 
El COMLA 5 se realizó con más de 3.000 delegados de todo A.L. y del Caribe y también con varios observadores de otros continentes. Realizado en un ambiente de reflexión no exento de lo festivo, tenía como objetivo claro: profundizar la responsabilidad misionera de la Iglesia universal de las Iglesias de L.A. y del Caribe, bajo el ángulo de las diferentes culturas y la opción preferencial por los pobres. El tema de la cultura en la evangelización estuvo muy presente en todo el Congreso, incluso fue su tema central y englobante: "El Evangelio en las culturas - camino de vida y esperanza". Se afirmó con claridad, en el horizonte cultural, que toda evangelización se inicia y acontece partiendo del contacto de la experiencia con la cultura, culturas o sub-culturas que se encuentran ante el evangelizador. Desconocer la cultura es evangelizar en el vacío. Esta reflexión fue reforzada con la presentación de experiencias de la pluralidad de culturas al interior de A.L. (indígenas, afro, mestizas, urbanas y suburbanas), y con la afirmación que, aun dentro de nuestras fronteras, la pedagogía divina de la encarnación nos obligan a superar los horizontes estrechos de una visión mono-cultural del cristianismo. Pero la misión inculturada toma toda su dimensión "más allá de las fronteras" y, mejor aún, debe establecerse "sin fronteras" es decir, sin límites. Es responsabilidad del compromiso misionero para el momento actual superar las fronteras: geográficas, étnicas, económicas, políticas, culturales, raciales, ideológicas y aún religiosas. El horizonte actual de la misión impone tanto el conocimiento detallado y científico de estas realidades como un diálogo sincero y abierto con las mismas. Hoy no puede haber misión sin diálogo, cultural, racial y religioso principalmente. Respecto a la "opción por los pobres" se aplaudió fuertemente las palabras de Juan Pablo II en su mensaje al Congreso: "las comunidades eclesiales de A.L. deben continuar con decisión la opción preferencial por los pobres y marginados" que ayudaron, sin duda, a profundizar en la opción. Diversas ponencias sobre este tema presentaron la liberación humana y el desarrollo de la sociedad no solo como cuestión económica o política, sino también cuestión cultural. 

La realidad de injusticia y de exclusión es creación cultural de la ideología del neoliberalismo que excluye y somete. La evangelización de las culturas engloba la opción por la liberación de los pobres. Se hizo una referencia especial y sentida a Africa, continente empobrecido, con el que América Latina se siente deudor y aún culpable de una forma especial, por los millones de sus hijos traídos como esclavos. Ahora A.L. quiere y debe devolver en fe y liberación lo que robara en esclavitud. Un aparte especial merece la insistencia en que el sujeto de la Misión es la Iglesia particular, que no es Iglesia en plenitud si no tiene esa dimensión misionera. La Iglesia particular que ha nacido de la misión evangelizadora, y que se hace misionera educando a los bautizados a que sean evangelizadores. Por eso reclama para la Iglesia particular que ofrezca a los evangelizadores condiciones de formación actualizada, y una mística y espiritualidad misionera, para hacerles capaz de "dar cuenta de su propia esperanza". En todo ello los laicos deben tener especial protagonismo. La Iglesia L.A. debe establecer prioridades: invirtiendo en su formación, haciendo estructuras más participativas, rescatando la presencia femenina y atendiendo al protagonismo de los jóvenes (formándoles en el sentido crítico y de ideales religiosos y misioneros). El COMLA 5 fue sin duda una gigantesca llamada a las Iglesias L.A. para que salgan de sus cápsulas y se abran a nuevas fronteras. 

2) Los nuevos acentos misioneros 
A cinco años de la finalización del COMLA 5, y un año después del COMLA 6 (que todavía es difícil de evaluar), la Iglesia Latina Americana está profundizando en su opción misionera. El lema de Paraná: "América, con Cristo, sal de tu tierra", no es producto de un día, es la conceptualización en forma de mandato evangélico, que se ha ido gestando. La misión en A.L. inicia la etapa de madurez. Su reflexión llama a la acción y presenta con claridad tres principales acentos: el primero de ellos es la conciencia clara de que "es la hora", el "kairós" el momento ya ha llegado; el segundo, que la acción evangelizadora, la misión, debe ser realizada "entre pobres" resaltando lo sencillo, lo humilde, respetando sus formas y sus ritmos; el tercero, y sin duda más trascendental, es muy fácil de expresar: la misión la hace Jesús. A.L. siente ahora una nueva llamada: "llegó la hora". "llegó tu hora". Esta hora no llega por un acto de buena voluntad, ni de generosidad, o porque haya optado por ella de forma preferencial; llega, por-que es ya la hora de la llamada, la hora del Espíritu. Para A.L. y el Caribe es hora de ponerse en marcha, la evangelización ad gentes es hoy, para ella, según los signos de los tiempos, su tarea más importante. 

Una tarea que no puede rehuir. Una tarea en la que la misma Iglesia universal tiene puestos sus ojos y su esperanza. Debe realizarla siendo fiel a su realidad, debe ponerse en marcha con lo que es, con lo que tiene, dando de lo suyo. La Iglesia en A.L. presenta riquezas y pobre-zas, debe dar de esto, algo que le es "original": el sentido de la salvación liberación, la valorización de la religiosidad popular, la dinámica de las comunidades eclesiales de base, los nuevos ministerios, la alegría festiva... Pero sin duda, una de sus riquezas mayores, de sus aportaciones fundamentales, es la "opción por los pobres"; opción que no sólo deja de tener sentido, sino que cada día toma peculiaridades nuevas: pobres ya no solo pobres, sino empobrecidos, oprimidos y "excluidos". Todo el mundo mira a A.L., una Iglesia que ya ha aportado mucho, una Iglesia que hizo la opción por los pobres; y espera de A.L. que siga en la misma línea en esa fina sensibilidad, a fin de que la acción evangelizadora de la Iglesia en el mundo vuelva con fuerza a privilegiar a los pequeños. Esa debe ser una de las líneas más claras de Iglesia de América Latina en su acción misionera. En este sentido afirma Pedro Casaldáliga: "si no hacemos eso en relación a la mayoría de los pueblos que pretendemos evangelizar, que son pueblos pobres, la evangelización será un sarcasmo". 

La misma dimensión de la inculturación, línea necesaria y marcada por Belo Horizonte, si no brota dentro del horizonte de la liberación y de la solidaridad con los pobres, será puro folklore, acoger unas formas pero no ir al fondo. Inculturación no significa hoy tanto descender y despojarse de un contexto cultural sino, mas bien, solidarizarse con la situación histórica de cada pueblo. La reflexión sobre la misión en la Iglesia L.A. presenta hoy esta rica perspectiva, pero no se queda ahí. Va más profundamente a reconocer el principal acento, la verdadera finalidad de la acción misionera, su protagonista central. Reconoce que a los pueblos la Liberación y la Salvación no les va a venir por la acción misionera concreta de pro-moción. La Liberación les vendrá por el anuncio de Jesucristo que es el objetivo de nuestra misión: hacer presente, ser testigos de Jesús que llega para salvar y liberar. Lo importante para nuestra Iglesia L.A. es que nuestro camino ha sido precisa-mente el madurar en esta misma conciencia. Las opciones pastorales concretas han sido hechas en torno a la realidad vida de Jesús, proclamando nuestra fe en Cristo, Ayer, Hoy y Siempre, como recordaba Santo Domingo. La presentación de Cristo y su mensaje, presente en nuestra historia y en nuestra memoria, es nuestra mejor aportación. Pero ir con humildad, que es el amor a la verdad, no somos dueños de la verdad, sino sus servidores. Somos testigos de Jesús y el testigo se presenta fiel y firme, pero pobre e indefenso. Propone no dispone. No utiliza el poder sino el servicio. No es maestro ni jefe, sino testigo de Cristo. Si realizamos a fondo esta misión evangelizadora, nadie nos tiene que agradecer, al contrario debemos dar las gracias. Gracias por el misterio de la encarnación y redención del género humano, que nos trajo bienes que no son privativos de un grupo privilegiado, sino de toda la humanidad. Acción de gracias que debe impulsar-nos a proclamar la Buena Noticia que el mundo debe saber: que está salvado por la misericordia de Dios. 
Por. Victor Cano. Rafael Hernandez. Fernando Montoya.

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